Novelas



                                              SI UNA MUJER ME ABANDONA...
           (Fragmento de la novela: EL PAIS DE LOS BAJITOS CON OJOS OBLICUOS)


  ...  - Si una mujer me abandona,  me pondrìa a contar màs semillas para sembrar las papas que comerìamos el año que viene.  Tratarìa de levantarme ràpido en la mañana para trabajar mucho tiempo  para no pensar. Al poco rato de levantarme me pondrìa a romper el surco donde dejar reposar los papines brotados para que nazcan.  Buscarìa màs y màs agua de las acequias que vienen del rìo , para que no les falte el riego . Cuanto antes crezcan, significa  que estuve muy ocupado tratando de sacarla de mi cabeza. En algùn momento en  esos  dìas, tal vez llore un poco. No dejarìa de sufrir por un tiempo, que espero no sea màs largo que lo que demora en llegar el verde de los cultivos despuès del invierno.
Limarìa màs y màs cuchillos o espadas contra  las piedras àsperas que nacen del rìo como si fueran escaleras para entrar en èl.  Tambièn gastarìa los dias en borrar su recuerdo con el  cuidado de los habitantes enfermos de la aldea,  para trabajar hasta morir de cansancio y poder ir a la cama  a  dormir  de una vez.  Dejarìa pasar las idas y venidas del sol y de la luna metido en el trabajo, sòlo para que desaparezca de mi memoria  la  que me abandonò. Sus razones habrà tenido...No la culpo, quien sabe lo que pasò por su cabeza, por su cuerpo...
Me guardarìa. No buscarìa a otra mujer. Para nada...  ¿Para què?. Si no puedo olvidar a la anterior,  mi corazòn no va  a querer a nadie màs.  Me quedarè  solo. Hasta que el dolor pase de largo y se vaya lejos como las aguas de este rìo.  Cuando llegue el dìa que su recuerdo no dè vueltas en mi cabeza, serè un hombre nuevo...  Y es seguro que  mi corazòn estarà  en condiciones de  amar otra vez.
De esa manera sencilla, NIT el Lìder y Jefe del poblado de los Habar, respondìa con cierta candidez - como era usual en los habitantes del "Paìs de los Bajitos" - a la pregunta surgida de la boca  de TOO, la fràgil mujer con las  orejas de puntas semicaìdas que estaba con èl en el solaz del atardecer . Se la habìa formulado un momento atràs:   -  " Nit  ¿Que harìas si una mujer te abandona...?"
Ambos estàn sentados sobre una saliente de  roca que terminaba dentro de la  serpenteante bajada del rìo azul aturquesado, que en este recodo se recostaba contra una pequeña playa de arena. Los pies de ambos eran acariciados por un movimiento suave y ondulante del agua en esa curva  del rio. Esta corriente turquì provocaba la  envidia y el odio de los habitantes de las tierras bajas y tambièn de los guerreros de las tierras àridas lejanas. Su cauce magnìfico  fluìa desde las tierras altas de Habar a las planicies del Paìs bajo de Nub llevando el fluìdo lìmpido y bebible.
Con un palo fino y largo, Too escribìa palabras y formas  imaginarias que dictaba su corazòn en el agua.  Nit  mientras tanto, miraba, acariciaba  y luego tomaba entre sus dedos algunas  piedritas de la orilla. Las sostenìa en sus manos  cortas por un rato,  luego  arrojaba los  guijarros veteados y redondeados hacia el fondo de la corriente. Las piedras gruesas del lecho del rìo se apropiarìan  de ellos para hacer el  trabajo final de pulimento. Con los años, las recogerìan, seguramente para hacer puntas de flecha o utensilios que intercambiarìan en el Paìs de Nub por algùna mercaderìa u otro faltante.
 - Entonces, cuando yo estè  sano y  con paz, aparecerà otra mujer. Voy a tener  un amor nuevo, para dàrselo  solo a ella. Ella  estarà  agradecida por encontrar a un hombre  con ganas de vivir... Y estoy seguro que  me devolverà màs  amor que la anterior.  Me habrè  curado y  olvidado de  aquella historia del pasado. Que me hizo sufrir, pero que  tambièn mudò el color de mi alma, como cuando sale el sol en la mañana; como cuando brota una flor entre la tierra , o de las grietas de las rocas... De la misma forma que  se reconstruye todo despuès de una batalla.
Cuando mi alma brille como el sol, como las flores,  amarè mejor, tiernamente. Tomarè ese amor y lo tratarè  con mas cuidado. Como las piedras brillantes que los hombres de Nub se desvelan en tener màs y màs siempre, ella  se convertirà en  "mì" piedra preciosa, porque serà  màs intenso mi sentimiento y màs agudos mis sentidos, que estaràn en plenitud.  Todo el mundo verà mi  felicidad en el rostro;  en mì. Todos querràn vivir  lo mismo que vivirè yo con ese amor... Y Nit  siguiò diciendo:
- Si una mujer me abandona Too,  le darìa la espalda pero nunca mi odio. Porque  al final la perjudicada serìa ella misma... Porque se habrà perdido lo mejor de mì;  mi mejor persona. Esto que soy ahora pero mejorado por el tiempo...
TOO dejò de dibujar escenas grabadas por segundos con la vara en el agua.  Estirò su mano izquierda con suavidad, hasta rozar el cuerpo de NIT .  Èste detuvo el movimiento de arrojar las piedras, alargò su brazo hasta ella y luego acariciò  la mano de la mujer. En ese instante, Too supo con certeza que deseaba tener un hijo con este hombre.
La tarde llegaba a su fin con un marco adolescente y de ensueño. Los ùltimos rayos dorados del sol se hundìan en las aguas increiblemente turquesas a esta hora del atardecer,  fundiendosè en una maravillosa policromìa,  que despertaba la epifanìa del erotismo e invitaba a soñar de a dos.

NOTA: Este es un fragmento de la Novela donde comento  las vicisitudes que atraviesan los  habitantes del Paìs de HABAR, o de LAS TIERRAS ALTAS.  Estos hombres son enviados a ese Paìs desde otras regiones cuando tienen alguna tara fìsica, como hacìan en la antigüedad con los nacidos "diferentes". En este caso, eran llevados  a la alta montaña, abandonados a su suerte.
Pero  a travès del tiempo  ellos sobreviven, se protegen mutuamente y dan origen a  una civilizaciòn  muy organizada, respetuosa, culta; sorprendente...Que los vecinos dan en llamar "EL PAÌS DE LOS BAJITOS CON OJOS  OBLICUOS" ( Down en su mayorìa).
 Estos Bajitos estàn en permanente intercambio comercial, artìstico y  tècnico ( No exentos de  conflictos, luchas de poder, intrigas, reclamos)  con los pobladores de  las Planicies de Nub y con los guerreros de las Zonas Àridas de Calat. ...
Pero tambièn hay tiempo para el amor ...En este pequeño relato  de la Novela, la acciòn es entre NIT (el LÌDER de "Los Bajitos..." ) y TOO (una mujer de las tierras Altas).



Gustavo F. Farroni - Clason (Sta. Fe/ Argentina) Junio 2015




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EL CAÑONCITO  PERDIDO
(fragmentos de la Novela Homónima) (El rescate de una leyenda)

...En la Estancia se empezó a necesitar las bondades de ese ferrocarril para trasladar los frutos de la tierra, entonces  Philiph gestionó el paso del ferrocarril a instancias de Fritz Heitz, otro alemán convertido en encargado de negocios de Los Leones.
El tramo que pasaba  por los campos de los Bleeck se habilito  el 15de noviembre de 1891, aunque todavía no se había determinado ninguna parada sobre la estancia.  ..
. Meses después se construyó la verdadera estación de ferrocarril. .. un gran progreso para los colonos y la gente de la estancia...
... Muchas personas se acercaban a observar el movimiento de los monumentales colosos ....
Teodoro y Fernando solían ir juntos a caballo hasta la estación de tren,  solamente para ver llegar a aquellas moles de hierro que de a poco recorrían el país. Les gustaba el espectáculo . ...Habían crecido juntos; eran algo así como “La generación de la época del ferrocarril”. ..  Los amigos  no tenían más de veinticinco años...
El mestizo  Teodoro, moreno, con ojos raros, de color claro-oscuros a grises.... Era alto, fornido, con cabellera lacia y abundante que forjaba un mestizo con varias razas encima... Seducía a hombres y mujeres por igual a su paso. A los hombres les correspondía con respeto. A las mujeres, las enternecería y  conquistaba con un encanto natural y distinguido.
.. De porte elegante, con un hablar pausado y seguro, manifestaba actitudes de liderazgo de manera natural.
...El instinto llevaba a Teodoro a la estación para ver pasar la  mole de hierro...
De golpe, algo transformó la pesada y aburrida siesta de verano de la Aldea...Un día como tantos  el tren detuvo la marcha, entre chirridos de frenos y nubes de vapor que por poco no inundaban aquel caserío... Descendieron no más de dos o tres personas,  como siempre.
Una de esas personas sobresalía:  una mujer rubia de enormes ojos de color cielo. Tenía las cejas apretadas por la luz del mediodía y la cara contraída por el golpe repentino del sol en las mejillas y aparentaba tener alrededor de treinta años... El rostro denotaba el cansancio del viaje, no obstante,  lo engalanaba una sonrisa grande que asomaba del pañuelo que envolvía la cabeza para cubrirla del sol o del polvo. ..
La rubia paseó la mirada por los alrededores buscando al peón del campo que debía  esperarla. Quedó inmóvil unos cuantos segundos observando el lugar.
Teodoro,  el mestizo,  el caciquejo ,  se había acercado con el caballo una vez más a la estación...  Normalmente el tren se detenía unos minutos para bajar la carga, luego comenzaba a moverse lento hasta la próxima estación.
Cuando la máquina con los vagones se retiraron , la mujer que estaba de pie en el andén descubrió a Teodoro sobre el caballo y éste a la mujer enfrente suyo del otro lado de la vía. Ambos se miraron sorprendidos y boquiabiertos...
La mujer volvió a mostrar una sonrisa tímida, entre los dientes blancos ...
El caballo - ¿o Teodoro? -  respingó. Teodoro se conmocionó . Mucho más cuando ella se quitó el pañuelo para dejar al descubierto una cabellera rubia, larga y ondulada que cubría una cara rozagante en un porte majestuoso...
El corazón de Teo pegó tres vuelcos repentinamente, casi tantos como los que había dado el avestruz que había cazado horas antes en la cañada, con un bolazo certero  en la cabeza del animal.  Nunca había percatado una situación semejante adentro de su cuerpo. De golpe, lo envolvió  una sensación placentera.
El joven nunca había visto a una mujer linda y rara como aquella, a pesar que conocía gente de otras latitudes como los chicos de la estancia, o los colonos extranjeros que frecuentemente iban y venían por la zona. El cielo contenido en los ojos de la mujer... y la gracia de su estampa que parecía flotar en el andén, enmudecieron a Teodoro...
La rubia llegó desde Alemania gracias a los buenos oficios de los familiares de Phillip Bleck...  Hicieron  una selección para contratar una institutriz y maestra, que viajaría a la Argentina a dar clases en el campo...
.. Katjia eligió mal el momento y el horario para el encuentro ,  al mediodía y a la hora de la siesta en el campo, no había nadie en los alrededores del rancho que habían dispuesto como escuela para los niños de la estancia y  la zona.
Teodoro era un bravo que había perdido en parte las ilusiones, tantas eran las negativas de la alemana. Este bravo cacique está cambiado por el desamor,  que lo entristeció como nunca antes se lo había visto.
Cuando estuvieron frente a frente, las chicharras habían empezado su lacónico canto con que anunciaban la torridez del clima. Eso fue lo único que escuchó Teodoro. De pronto  Katjia abrió la puerta, mostrando el pelo teñido de color oscuro con extracto de moras negras y   agua de malvas hervidas....
Teodoro apenas emitió un corto saludo. Cuando ella devolvió el suyo, entre arrobada y agitada, el joven no quiso esperar que se le hiciera un nudo en la garganta, ni que las palabras se le pierdan. De golpe, como cuando se aparecía alguna liebre u otro animal que merezca ser cazado y  taloneaba el caballo para salir a la disparada tras él,  arremetió.  A lo indio, nomás.  Como caballo desbocado, sin frenos dijo: “ Yo… vine porque.. Nada más… Quería saber ¿perdone no?”  - el indio tragó saliva, miró al suelo, tembló avergonzado. Prosiguió- “Nada mas… si usted puede?… ¿ Si... no quiere ser mi novia…?”
Katjia no contestó. Su primera reacción fue disparar, tanta es la vergüenza que sentía, pero el deseo puede más; la alegría es incontenible. Ahogó un chillido de felicidad y  sin perder ni un segundo más abrazó a Teodoro por el cuello y mirándolo fijamente a los ojos le dijo: “Te espero hace mucho, mucho tiempo!!!” Después se besaron bajo la galería con toda la dulzura de los primeros momentos. Un momento más tarde la dulzura se transformó en pasión.  Una incontenible pasión que empezó a desbordar cuando traspusieron la puerta del rancho que oficiaba de escuela y de vivienda  de Katjia.
A esa hora las chicharras arreciaban con el canto. Un perro fiel que acompañaba siempre a Teodoro,  y hasta el caballo,  quisieron entrar.  Pero a ambos le cerraron la puerta en el hocico  y no les quedó más remedio que regodearse en la sombra que proyectaba un árbol y el alero. Casi seguro que el amigo demorará esta vez más de lo acostumbrado.
Adentro la pasión arreciaba, Teodoro había alzado a Katjia hasta la mesa que oficiaba de escritorio enfrente del pizarrón de la clase.
Arriba de la mesa y en la semi penumbra de ventanas entornadas, Teodoro fue feliz haciendo el amor por primera vez en su vida. Es con la alemana, que cruje y gruñe asfixiada por el fuego del sexo que se despertó en ella después de tanto descanso… Ahora ese sexo le quema y estalla cada vez que el indio la besa y la penetra.
Cuando al fin poseyó a Katjia,  la rubia, Teodoro sintió la locura de amar... Perdió los estribos... Perdió los sesos y empeñó la vida tras este amor,  sin ningún complejo ni mesura para un cacique de su gallardía.
Con Teodoro Pomiez,  mestizo de sangre criolla,  india y en parte gitana; y  con Katjia,  la apasionada pelirroja cuya rubicundez se encendía cuando Teo se acercaba a ella, quedó inaugurada en Clapuchingra la locura de amar…de improviso. De amar mucho, de amar de golpe y sin complejos, amar hasta perder la cordura, en medio de una adicción emocional que los envolvió y los incapacitó por mucho tiempo como si fueran dos adolescentes sin control.
Ese contagio de amar hasta la locura se apoderaría de toda la descendencia de varones en la misma forma: de improviso....  Como sucedió con Teodoro y Katjia, todas las generaciones de descendientes varones se enamorarían de su pareja a la primera vista. ...Inclusive algunos llegaron a morir de amor...
..Continuaron después por el camino que llegaba a Clapuchingra, adonde fueron a parar irremediablemente.  Cuando los fugitivos vieron el caserío con inmensos baldíos y casas espaciadas, acordaron  que descansarían allí  hasta que pudiesen volver a Rosario, en donde esperaban que la revolución no los hubiese marcado, para retornar a sus hogares...
Pero a medida que pasaban los días, alguno de ellos comenzó a considerar la posibilidad de vivir en el poblado, en virtud del trabajo existente y debido a la paz  que reinaba en el lugar.
La gente que al principio los miro con desconfianza terminó por aceptarlos.  Los recién llegados parecían buena gente y con el paso de los días, algunos se fueron  aquerenciando con el lugar. Varios consiguieron trabajo en las chacras cercanas.
Otros conocieron a mujeres de la región con las que formaron parejas, por este motivo optaron por quedarse en Clapuchingra definitivamente o se dispersaron en algún campo cercano.
De los dos soldados que arrastraban el cañón, uno se fue lejos por trabajo dejando solo al andaluz enjuto, o “ al loco del cañoncito” como se lo empezó a conocer al español que arrastraba el arma. Este se agenció de un terreno cercano al ferrocarril  donde crecían desmesuradamente varias plantas de moras blancas y negras....
El “ loco del cañoncito” se estableció debajo de las moras. Primero armó una carpa precaria; una choza después  y más adelante trató de construir una casa. Allí estuvo meses cuidando; vigilando atentamente con el cañón.  Se mantenía casi sin dormir en los primeros días, con el ojo atento y el cañón siempre preparado ante la posible llegada de los enemigos políticos.
De a poco, con la calma persistente del lugar, se convenció que la revolución había terminado ... O por lo menos no hacía falta o no inquietaba a este pueblo, donde la gente estaba dedicada a trabajar el  campo....
A medida que transcurrían las semanas, el cañoncito quedó olvidado. Elevado e hincado en un montículo de tierra de un metro de altura que el andaluz dispuso cerca de la casa. Para usar mejor la visual de ataque  y hacer más certera la incidencia del ángulo de tiro.
Pasaron uno, tal vez dos años, hasta que el cañoncito fue cubierto por una enorme enredadera verde y espesa que lo tapó totalmente.
En ese tiempo el andaluz se enamoró perdidamente de una mulata que bajaba de un pueblo vecino a conseguir trabajo en Clapuchingra...
Cuando ella dijo que sí al pedido de vivir juntos que le formuló el español, una noche de enorme claridad lunar,  el andaluz corrió el tapiz verde que alfombraba el arma y disparó el cañoncito hacia la nada....
El estallido creó  un gran candil que ilumino el campo por unos segundos. Como queriendo emular a la luna redonda y naranja que acariciaba el poblado, desparramando tibieza sobre los sembrados.
El estallido seco y sordo del cañoncito fue escuchado por los vecinos, que estaban alertados de lo que iba a ocurrir...
Los más cercanos a la casa, observaron que con la explosión,  aparecieron miles de luces multicolores que parecían estrellas caseras y temporarias. Éstas volaron alto, se desparramaron en el cielo y descendieron lentas apagándose en contadísimos segundos.
Parecía que  las estrellas que inventó el cañoncito terminaban avergonzadas ante tamaña luna y decidían volver a la tierra para esconderse entre las moras, las enredaderas y el montículo de tierra.
El andaluz, con ese simple suceso, desgranó en mil pedazos decenas de cartas de un amor pasado que había guardado con celo durante años,  en el bolso antiguo, junto a  las balas de hierro del cañón.
Para poner fin a esa etapa que le marcó el desamor, no encontró mejor manera que hacer estallar  pólvora en el cañoncito,  cargado además con las cartas, que se quemaron totalmente con la explosión. De esa manera, anunció la  bienvenida a una época de felicidad que comenzó el mismo día que el español conoció a  la nueva  amada.
- “Sentí que con esa explosión sorda y seca y todo el chisperío volando por el aire, nacía de nuevo”. Les dirá  el andaluz mas tarde a sus amigos...
“Lo malo del amor –les confiaba el andaluz a sus íntimos- es que pasa mucho tiempo antes de recomponernos. Tal vez porque nuestro corazón no quiere, o no puede olvidar…
El andaluz boqueaba para arrastrar las eses, sonido que se confundía con la nostalgia –casi lagrimosa- del tiempo perdido sin amor.
A medida que la gente  se fue enterando del suceso, muchos se  burlaron.  Pero a luego que transcurrían los días, varios quisieron remedar al loco del cañoncito. La alegría que transmitió en esa decisión se contagió a los campos y a los pueblos vecinos. Veían en este hecho un símbolo que  deseaban repetir....
Pasaron los meses y la novedad circuló de boca en boca. La explosión del cañoncito del loco andaluz se convirtió en el deseo de los enamorados de la región que comenzaron a  llegar a la casa del español.  Todos querían disparar por propias manos el cañón...
En tanto que este suceso se transmitía, se fue gestando la costumbre… Ése deseo se transformó en un símbolo o una leyenda:  con el disparo del cañón se espantaban las desesperanzas y comenzaba una etapa de felicidad en la pareja...
...Inclusive algunos  imitaron al español quemando cartas de amores pasados con la explosión del cañoncito....
Este suceso se convirtió con el tiempo en una tradición de los enamorados de la región, que  saludaban el inicio de una vida nueva tal como hicieron el andaluz y la mulata que se casaría con él.
Hasta la maestra Katjia,  que ya convivía con Teodoro Pomiez en el poblado, se acercó una tarde oscura que insinuaba lluvia  hasta la casa del Andaluz , trayendo un manojo de cartas escritas en idioma alemán. Con voz temblorosa,  dudando de la acción, pero sin perder la sonrisa que todos empezaban a admirar en la alemana de Teodoro, Katjia rogó a la esposa del andaluz que pusiese las cartas molidas en el mortero con pólvora y las disparase lejos una noche. Cuanto antes mejor.... Ya no  necesitaba guardar ningún recuerdo del pasado.
Muchos años después, una vez que murió el español y su viuda se mudara a otro pueblo, la casa quedó abandonada. Fue envuelta velozmente por aquella enredadera pertinaz que bajaba por el  emparrado que ofrecía sombra a la casa y se metía entre los brazos de las plantas de mora hasta el cañoncito, envolviéndolo junto con la tierra y el desuso. De esta manera absurda, el cañón desapareció de la vista de la gente. Algunos especularon que fue robado.
Hasta muchos años después de muerto,  pasaron por la casa del español una innumerable cantidad de enamorados que buscan el cañoncito del loco andaluz solo  para cumplir con el ritual....
...el amor llegó de improviso… Cuando Wenceslao bajaba de su caballo en el almacén de Ramos Generales enfrente de la estación,  su futura mujer  sin conocerlo,  salía de allí  y lo vió llegar. Cuando él levantó la vista, después de atar el caballo frente al palenque,  la observó inmóvil frente a la puerta.
Su primera impresión fue como si la conociese…”Parecía una pintura que estaba en un libro  que katjia me mostraba cuando yo era joven”… Dijo después.
Estos jóvenes  fueron de los últimos amantes del pueblo que usaron el cañoncito del español como símbolo de la felicidad lograda.
La casa abandonada donde estaba el arma del andaluz después se transformó en una masa informe de ramas, yuyos y  tierra ,  que sepultó dentro de ella al hierro con su alma y la leyenda…
Después vinieron otros novios, otras parejas y otros enamorados para encontrar el cañoncito y cumplir con el ritual de la explosión. Pero a medida que transcurrió el tiempo se perdió la referencia del lugar donde se situaba verdaderamente.
De todas maneras los enamorados tienen la oportunidad de pasar por el andén, donde todavía se perciben los efluvios mágicos como el que dominó a Katjia y a Teodoro hasta que ambos murieron de viejos.
¿Quién sabe…? Tal vez algún día hasta aparece el cañoncito perdido…



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Fragmento de la Novela: " SUEÑOS INOPORTUNOS"

Buenos Aires, 1984.
_   Mirá, a mi me parece que vamos a seguir siendo colonia de los norteamericanos unos mil años más, que querés que te diga! – comentó Saveir en la mesa del bar.
_   Pero no “Turco”, veo las cosas  diferente. Vengo leyendo varios diarios y revistas. Estoy tratando de analizar muchas opiniones,  no sólo lo que dicen acá, sino también lo que se comenta afuera. Converso con mucha gente que más o menos está en la cosa y no es como vos decís. Espera un tiempo más y te vas a dar cuenta. Y ojo!... Eh?.... Que yo no estoy defendiendo al gobierno… Vos sabés que yo estoy con los muchachos del bombo, así que no lo digo por quedar bien…
Vas a ver… Cuando llegue el Papa Juan Pablo II a la Argentina, se solucionan muchos problemas…Para mí, la cosa esta clarita Juan Pablo nos dice: “Muchachos, la deuda se va a achicar mucho. Los yankis la van a cobrar quedándose con algunas empresas, y van a acomodar las cuotitas que quedan como puedan pagar… Pero cuidado: Las Malvinas van a quedar para los ingleses y los norteamericanos. Ustedes van a poner una banderita con un consulado o algo así, para salvar el honor de los muchachos que quedaron allá. Pero eso sí: nada de rusos por acá. Eh?... A seguir siendo como hasta ahora, eh?
Las palabras de Romero sonaron como un azote en los oídos del “Turco” Saveir y de Peralta. Luego de un rato de estupor y silencio, el Turco se acomodo en la silla, se metió el dedo en la nariz primero y después otro en la oreja como limpiándosela para oír mejor. Después se estiro en la silla, cruzo los brazos atrás de la cabeza y miro el techo del bar mientras fruncía el ceño.
Peralta agarró con destreza el aperitivo que tomaba siempre. Volcó hacia la garganta un sorbo, como desesperado. Afuera, unos treinta grados a la sombra. Adentro, el aire acondicionado del bar creaba un ambiente agradable en ese mediodía.
No hacía falta refrigerarse con desesperación como lo hizo… Fueron las palabras de Romero que lo “encendió” de tal manera que necesitó el trago. Prendió un cigarrillo con premura, después se frotó las manos y examinó a aquél con cuidado.
Romero estaba acostumbrado a transmitir esas informaciones con visión futurista. Le gustaba mostrar el conocimiento de la realidad social y política. Esas premoniciones lo ponía al tope del caudillaje de la barra de amigos que frecuentaban el barcito, con los que compartía largos momentos de ininterrumpida charla casi todos los mediodías; a veces por las tardes.
Sabiéndose dominador del interés, como para ponerle fin al silencio que el estupor de sus palabras había creado, sentenció:
-Escúchenme. Con esto no quiero decir que vamos a vivir en un paraíso o que vamos a ser una potencia. Desde ya que estos tipos no nos van a regalar nada… Pero te digo que se está ideando un plan para la Argentina. Para que esto “camine”. Y saben por qué?... Porque este país tiene una situación estratégica en el Cono Sur. Para los yankis y los ingleses representamos un bastión enorme de poder… Quien tenga bases misilísticas asentadas en Malvinas y Patagonia, ¡Chau! Domina la mitad del planeta. ¿Y a quien se las vamos a dar, eh?  A los Rusos? No querido. Este mundo del sur tiene que seguir siendo “Occidental y Cristiano”, como decían hace unos años los que tenían el gobierno… Como siguen diciendo los que todavía tienen la manija.
Ustedes saben que es una sociedad donde el comunismo no va a entrar ni a cañonazos, viejo. EEUU no lo va a permitir..
_Mira, Romero. –Interrumpió el Turco-. A mí me parece completamente exagerado lo que decís… Creo que el Papa viene por el tema del Divorcio, para frenar la Ley que los diputados desean aprobar y de paso para serenar un poco a la sociedad Argentina. Todo el mundo va a salir con banderitas a la calle.  Vas a ver que vamos a encontrar miles de personas gritando, saludando. Habrá discursos por acá y por allá alentándonos, diciéndonos que tenemos que olvidar el pasado, construir la democracia. ¡Ser más cristianos, por supuesto!. No delires tanto chiquito.
-Eso! –acotó Peralta sin convicción.
-Amen! No, muchachos, ustedes creen que el Papa va a avenir de Europa para decir misa. ¡No! Para eso la pasan por televisión y listo. Yo les digo que van a hacer cosas gordas con Alfonsín, con el Canciller. Con los yankis y los ingleses dando vueltas secretamente, controlando todo.
-Sabés que pasa, Romero? Vos estás enganchado con la visita de 1982, cuando llegó y terminó la guerra. Pero esta es una cosa diferente, no compares una cosa con la otra. Miren, les digo más. –Romero volvió a la carga. No le gustaba que lo contradigan o que sus palabras fueran descreídas. La templanza no era una de sus virtudes, cuando se trataba de los interminables diálogos del café. –Además de la ley, el Papa viene al país para hacer negocios, seguramente.
_Uh!. ¿Ahora conoces de negocios internacionales, vos?... Afloja un poco Jorge- Suplicó Peralta que ya desconfiaba de la locuacidad de Romero, aunque estaba intrigado por escuchar mas elucubraciones. Intrigado y sonriente.
_Es cierto. Mirá lo que te digo: El Vaticano tienen problemas financieros. ¿Uds. Saben del despelote ese en que se vio envuelto el Banco Vaticano hace… unos tres o cuatro años mas o menos?... El Banco Vaticano tuvo un lío fulero con un tipo llamado Sindona ¡Un capo de la mafia en EEUU!. Este a su vez tenía conexiones con un banquero italiano; un tal Calvi, que integraba una logia -otra mafia- con un tal Licio Gelli que conocía a López Rega, ¿Se acuerdan ahora? Eh?... Bueno… Entre todos estos tipos envolvieron en un fato bastante jodido al Banco del Vaticano y lo metieron en un flor de lío. Además de hacerle perder millones de dólares.
Ahora el Papa dispuso que en el futuro la Iglesia tiene que depender exclusivamente de la generosidad de los fieles, de las donaciones y las contribuciones que les den por allí sin entrar en ningún negocio raro…
Savier a esa altura estaba confundido; sorprendido por la verborragia disparada como andanada de perdigones por Romero.
Se paró sorpresivamente como el espectador de un partido de Fútbol. Como si fuese a gritar con toda el alma la jugada que lleva la pelota con destino a la red. Levantó las dos manos con los puños cerrados y después  los abrió, cubrió suavemente las sienes de Romero, y arqueándose por encima de la mesa le dejó un beso en la frente…
_Qué grande Romero! Tendrías quien estar en el Ministerio de Relaciones Exteriores, no sé cómo estás sentado acá en vez de estar en el sillón de la Cancillería. ¡Ah! ¡Y te prometo que en el próximo comentario brillante te pego una patada en la encía!
-Eso! –ironizó Peralta.
-Turco! ¡La madre que te parió!... Te estoy hablando en serio. Estoy cantando la justa.  No me saques del tema con boludeces que vos sabés que no me gusta!.
-Perdoná Romero pero es demasiado. Bueno, seguí que te escucho.
-Como la mano para el Vaticano viene dura, el Papa quiere componer un poco la imagen de la Iglesia en el mundo. Además, como dicen que no van a intervenir mas en las finanzas internacionales habrá mucho por hablar y arreglar con este país. Supongo que algún dinerillo debemos en el Vaticano, con la deuda externa y esas pavadas de préstamos que circulan por ahí!.
-Jorge disculpame que te interrumpa pero son las doce y media, y si me demoro mucho mas en ir a casa, el Papa cuando venga va a tener que atender otra audiencia, dijo Peralta, mirando el reloj.
-Por qué?..
-Porque como todavía no va a estar la Ley de Divorcio en la Argentina, la gorda le va a pedir la anulación de matrimonio a él directamente. Así que mejor pagamos y nos vamos, eh?.
-Esperá un poquito padrecito que esto no hay que perderlo. Mirá un cachito Roberto y decime que te parece la rubia que termina de entrar. Todos se dieron vuelta sin disimulo. Romero se tomó la cabeza con las dos manos, Peralta observo fijamente a una rubia de pantalón blanco que entraba acompañada por un muchacho.
_Es un misil! – dijo.
_Misil? Un transbordador con equipo completo la flaca.
-Tramposa. Tiene cara de tramposa... Y qué gomas, carajo!
_El vago tiene ojeras hasta el pecho y el pelo mojado. Está clavado… clavado que vienen de un encame… También, con esa bestia al lado supongo que yo no tendría descanso.


GUSTAVO F. FARRONI, Agosto 1999
   
                                                    


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