"BUSCO IDEAS"
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La que no conoció el mar . Un cuento de navidad
MARCELA FARRONI·VIERNES, 27 DE DICIEMBRE DE 2019·4 MINUTOS
El día que conocí
el mar supe que iba a disfrutar de cosas en la vida que ella jamás disfrutaría.
Mi mamá contrató la excursión cumpliendo con un sueño muy añorado que era
conocer el mar. De hecho se acercaba a sus olores y sabores comprando un frasco
de vidrio con calamares, mejillones, langostinos, camarones, embazados,
encutidos, que traían directamente desde Mar del Plata cuando salía de hacer la
guardia de enfermería los fines de semana en la clínica de Totoras antes de
volver al pueblo. Era su forma de acercarse al salitre del mar. Cuando
estábamos por partir fallece el médico a cargo del Centro de Salud el Dr
Jarupkin donde ella trabajaba en Clason. Siendo la única suministradora de
atención en salud en el dispensario como así se lo llamaba obviamente se tuvo
que quedar a cargo. Su lugar fue reemplazado por una amiga testigo de esto que
yo cuento ya que mi Tia Tunti que también nos acompaño ya no está entre
nosotros. Así fue como conocí Mar del Plata y el mar. Yo debo haber tenido,
quizás, doce años y la ciudad me pareció deslumbrante. Seguramente lo era hace
46 años atrás. Aunque cualquier urbe me deslumbraría viniendo de un pequeño
pueblo como era Clason en ese entonces, al cual yo lo asemejo a Macondo con sus
tres cuadras por cuatro y sus trecientos habitantes, sin luz eléctrica en ese
momento. Y desde luego que sentí culpa de poder disfrutar lo que ella no podía.
Y de hecho se murió sin conocer el mar. Muchos años viajé a la costa atlántica.
He conocido algunos mares del mundo, ninguno me impacta como este mar oceánico
nuestro, porque es indómito, porque es salvaje, inmenso; de hecho al otro
océano lo llaman pacífico. Muchos años viaje a la costa atlántica pero por una
razón o la otra jamás volví a Mar del Plata. Hasta esta nochebuena y navidad
que Nina me atrajo a pasar con ella las fiesta, con Nati y su nueva familia, su
nueva tribu. Una familia que me hace conocer las bellezas de esta provincia de
Bs As. Pero particularmente me hizo volver a este lugar en donde hubo un punto
iniciático de la culpa del placer frente a padres que no pudieron disfrutar lo
mismo.
La verdad me
pregunto que fantasía le atraía a mi madre del mar, supongo lo que le atrae a
cualquier ser humano, lo inhóspito, la aventura, lo que está más allá, lo
desconocido, los barcos, los marineros que le recordaban a su marinero de
tierra firme “Ventajita”, los amores, los errantes, el desapego... de alguna
manera, frente a los dolores y los tremendos golpes de la vida que ella había sufrido.
Pero creo que todo ser humano añora conocer el mar por razones semejantes. Así
que acá frente al Mar con Nina le desee que conociera todos los mares posibles,
todos. La verdad que esta ciudad balnearia con una costa extensa que debe ser
de las mas grandes del mundo, primero la disfrutó la oligarquía y ahí nomas en
el 1919 hubo un gobierno socialista en la intendencia que trajo al turismo a
las clases medias acompañada por las leyes que los socialistas promovieron el
el congreso de la nación. Y después vino Perón, después vino Perón con la clase
obrera trayendo a los sindicatos y su hoteleria y sus complejos turísticos. Eso
también, también explica, porque las clases menos favorecidas de la sociedad no
se olvidan de Perón. Pero Perón no solo hizo eso, fomentó en forma exponencial
la industria pesquera convirtiendo a Mar del Plata en un puerto de ultramar.
A Nina le deseo que
surque todos los mares del mundo los inhóspitos, los calmos, los románticos,
los translúcidos, los oscuros, los majestuosos y que en todos navegue con
destreza.
Y deseándole eso
frente al mar a Nina, me di cuenta que esta nueva generación que aparece en mi
familia, en mi pequeña familia. Me sana.
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"TETAS DE PLÁSTICO ROBADAS"
"ENFRENTE DE NADA"
El viejo isleño barbado, de rostro flaco, afilado y arrugado como surcado por mil pequeños caminos, descansa a orillas del río sentado en un viejo cajón de madera carcomido por el agua, el sol y el maltrato.
Tiene tantos años que parece una reliquia de edad incalculable. Está mirando los edificios de enfrente señalizados por su nariz puntiaguda. Los divisa entre medio del humo del fogón cavado en la arena y el vapor del agua que se eleva del rio desdibujando los edificios . Las ramas de los sauces y los ceibos se mueven por el viento delante de él, como queriendo borrar el paisaje urbano ..La fuerza del sol se hace sentir con ímpetu a esa hora del día en la isla…
Por entremedio de sus cejas espesas y el pelo duro por el revoque del agua, la tierra y la grasitud. Con graznidos de bigüaces y motores de lanchas que se alejan como sonido de fondo, miró hacia la ciudad. Después recogió la pava renegrida y abollada y se sirvió un mate con mucha paciencia… Chupó de la bombilla una y otra vez hasta vaciar el recipiente de lata cachuza que oficiaba de mate. En ese momento entrecerró los ojos como quien mira para adentro buscando en los recuerdos.
El viejo intuye que ya no hay cambios en su vida. Todo indica que allí terminará su historia. Su vida. A la par de la canoa despintada, sin nombre y roída por el sol y el agua. El ranchito isleño de será su última morada. Tantas veces le ha servido en las recurrentes idas y venidas por las crecidas y bajantes en medio de esta ranchada de pescadores que –“ bien puede ser él el que oficie de mortaja” - se dice a sí mismo.
Vuelve a cebarse otro mate lentamente. Con la paciencia de los que están acostumbrados a convivir con la naturaleza. Con la mansedumbre de los que saben que no hay que apurarse para cumplir con ella…
A cambio, recibía cada tanto una paga de buena pesca… Por saber esperar el momento indicado en el lugar oportuno. Chupó por enésima vez de la bombilla carcomida y balbuceó, tan suave que casi no se escuchó ni él mismo: “ Ta que lo tiró…que lindo debe ser estar ahí arriba, paveando, mirando el paisaje de la isla…”
Enfrente, la actividad en los modernos edificios que están en la ribera del ¨Paraná, resplandecientes aún las paredes por el poco uso, era febril. Típico de un miércoles al mediodía. En una de sus oficinas, un maduro ejecutivo con traje oscuro impecable , de brillante carrera en su empresa, recibe una gruesa carpeta de manos de una elegante secretaria. En esos papeles están los informes sobre sistemas de riego que tiene que analizar, para tomar una decisión sobre ciertos pedidos... Dispone de poco tiempo, así que las hojea con nerviosismo. Pide a la joven que llame a dos técnicos relacionados con el tema - de inmediato - para que lo asesoren con la decisión sobre la inversión….Mientras tanto, por un interno le recuerdan que más tarde tiene dos reuniones impostergables. Al unísono recibe un memo de Cancilleria con un listado de productos de su empresa que tienen demanda en el exterior…
En medio de aquellas cuestiones, consulta al gerente de finanzas por el dinero disponible en cuenta corriente y el flujo de dinero de la empresa en las próximas cuarenta y ocho horas. Cuando recibe estos informes un rato más tarde, no se contiene y pronuncia varios exabruptos . Las puteadas se oyeron en las oficinas cercanas. Se detuvo al advertir que no está solo, porque la secretaria regresó con mas papeles para firmar justo en ese instante…- Y, Sí!.. . Es un día con todo. Un día de aquellos…
De pronto, el joven se llevó las manos con las palmas abiertas a la cara. Se restregó los ojos, los pómulos y las mejillas con fuerza. Después tiró el bolígrafo hacia los papeles que estaban amontonados en el escritorio y empezó a estirar los brazos y el cuerpo, como desperezándose. En segundos se sentó. Levantó los pantalones tomando la tela a la altura de los muslos y luego se recostó , para abandonar sobre el mullido sillón de su oficina el cansancio y el estrés acumulado desde horas atrás. Levantó los pies , ya sin zapatos, y los apoyó en el escritorio. Respiró profundo dos o tres veces y se repantigó un poco más .
Después giró el sillón hacia los ventanales enormes de ese décimo piso. En ellos se mostraba en generosa concesión paisajística el rio Paraná del Pre Delta, frente a Rosario. Las aguas marrones hacían contraste con el verde de las islas en esa época del año. El hombre está ahora completamente recostado en el sillón, con las manos en la nuca, en señal de inequívoco astío. Miró a lo lejos, como buscando ayuda a su desequilibrio temporario.
Era un cuadro realmente contrastante. Allá enfrente están las islas, el río, el sol , el descanso…De este lado y acá arriba están el ejecutivo y sus empleados en oficinas con teléfonos , computadoras, carpetas, agendas, notas, tecnología… Y una exquisita secretaria que escucha sorprendida aquello que su jefe dice con la mirada perdida en la lejanía: - “ Que lo reparió?!.¡Cómo me gustaría vivir sin problemas en una de esas islas ahí enfrente!!!”
-Después cerró los ojos y se quedó inmóvil un buen rato.
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“La
Mula Azul"
Margarita observaba a la gente pero sus pensamientos retrocedieron en el tiempo, haciendo un balance de la vida de su pobre madre... Desde su uso de razón y recuerdo hasta llegar hasta el presente...pasando antes por Gäld.
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